Iván Novikov y Richar Dalmada se conocieron mientras trabajaban juntos, bajo relación de dependencia, en el mundo creativo. Corría 2005 y, por entonces, estos dos jóvenes, que ostentaban 26 años, ansiaban hacer algo más. Un poco osadía y otro tanto de intuición los llevo a tomar el coraje necesario para renunciar a sendos puestos de trabajo y poner en marcha el emprendimiento propio.

“Nos tiramos a la pileta: no lo pensamos mucho, somos los dos muy impulsivos”, reconoce Dalmada.

Nueve años más tarde, y con la sociedad en expansión, la experiencia demuestra que no se equivocaron: con 60 empleados, su agencia de publicidad, Room 23, acaba de abrir operaciones en Chile. Actualmente, trabaja para 14 compañías, todas grandes, totalizando 55 marcas activas en proyectos de técnica publicitaria BTL (below the line, campañas no masivas dirigidas a mercados específicos), digita, pack o social media. En 2013, la firma facturo $12,7 millones.
Los primeros pasos vinieron de la mano de una oficina prestada, la numero 22 (ver recuadro), que alquilaba el padre de unos de los socios en un petit hotel, y un desembolso inicial de $12.000. “Esa inversión es la que nos pedía inicialmente el banco para abrir una cuenta y empezar una empresa. Le tuvimos que pedir $2.000 prestados a mi abuela. Al haber renunciado de nuestros trabajos, no teníamos capital y estábamos muy con lo justo”, agrega Dalmada.
“Pero, de la noche a la mañana, comenzamos a crecer y tuvimos que mudarnos.”, dice Dalmada.

Entre Cocoon y Mi amigo Mac

Desde su fundación a la fecha del último ejercicio, finalizado a mediados del año pasado, la facturación de la sociedad aumento unas 31 veces. Room 23 trabaja para grandes empresas, entre ellas, Kimberly- Clark, Unilever, Farmacity, General Motors, CCU, Staples y Expoagro.

Para llegar a estos grandes clientes, comentan los socios, al principio, comenzaron aceptando (y cumpliendo) cuanto capricho y pedido exótico un potencial cliente podía llegar a solicitarles. “Una vez, nos llamó una petrolera que quería organizar un evento y buscaba hacer un show en el que estuviera Cortocicuito (N. de la R.: el robot de la película Cortocircuito, estrenada en los Estados Unidos en 1986); después de mucho buscar, encontramos un argentino que tenía una réplica del robot. Finalmente, por suerte, el cliente dio marcha atrás con la idea y no fue necesario”, comenta Dalmada.

“Al principio, teníamos algunos clientes que manejábamos freelance. El gran salto lo dimos con Danone. Llegamos a ellos por un contacto que nos había quedado en la otra agencia en la que trabajábamos. Fue una promoción back to school, que hicimos para Serenito”, agrega Novikov.

Fetichistas

El numero 23 representa mucho más que el nombre de la empresa. Es, de alguna manera, parte de su esencia. Y amuleto. Por eso, los socios eligen este día cuando se trata de llevar adelante una operación importante o iniciar un nuevo camino. El 23 de mayo, justamente, cortaron cintas de las operaciones en Chile, que llevara adelante un representante.
El país trasandino es el sexto en América latina donde Room 23 tiene presencia. “Hace dos años trabajamos para Colombia; tres, México. Este año lo vemos como oportunidad”, comenta Novikov. Las otras operaciones están en Uruguay, Panamá y Perú. “En cada país, hay un director de cuentas que tiene las reuniones y hace el seguimiento con el cliente. Pero la producción se hace en la Argentina”, comentan.

Entre otros proyectos, Room23 gestiona la página de Boca Juniors, con más de 30 millones de fans. Este último mes, la firma incorporo cinco empleados. Para lo que resta del año, las luces estarán puestas en un proyecto Green, llamado Don de hacer, que están desarrollando, junto a Paula Torres, especialista en el segmento de RSE. “Lo que tratamos de hacer es generar vínculos entre personas, ONGs y empresas. Tenemos una cartera de clientes muy grandes, y es importante darles una mano a los que más necesitan; hacemos un puente”, explica Dalmada.

Fuente: El Cronista